Nuestra Villa

Corría el año de 1520 cuando un grupo de labradores y ganaderos decidieron asentarse en un privilegiado lugar del Sureste. Allí fueron edificando sus viviendas, sobre un terreno elevado, entre la rambla de La Poza, hoy llamada rambla del Fraile, y la de La Azohía. Éste era un paraje conocido como “ la fuente de el álamo”, según consta en documentos del siglo XV sobre deslinde y amojonamiento entre las ciudades de Lorca, Cartagena y Murcia: “En el Campo Nubla, cerca de la fuente el alamo, martes 19 dias del mes de abril , año del nacimiento de Nuestro Sr. Jesucristo de mil e quatrocientos e sesenta e tres, el Venerable Juan Martinez de Mayorga, arcediano de Cartagena y Juez comisario en la causa entre los Concejos de Lorca y Cartagena…”.

Ya existían algunas construcciones rudimentarias, pequeñas cabañas de pastores, que servían de albergue a los ganaderos trashumantes. Desde las sierras del Segura y Cazorla conducían sus rebaños hasta los fértiles pastos de la zona de La Manchica y Campo Nubla. La posición estratégica de este lugar de paso, único paraje habitado entre Lorca y Cartagena, al igual que la disponibilidad de agua que brotaba del manantial situado en la parte norte del lugar, propiciaron el que escogieran esta zona para establecerse.

A los pocos años, alrededor de unos 25 vecinos habitaban este lugar y ,sobre 1640, ya ascendía a cerca de 240 el número de vecinos (aproximadamente, un millar de habitantes) . Construyeron una pequeña ermita en la parte alta del poblado (ermita de la Concepción) y unos años más tarde, edificaron otra en la parte oeste (ermita de San Roque). Sobre 1583 edificaron el templo parroquial, con pila bautismal, en honor al patrón San Agustín, obispo de Hipona. Paulatinamente, este lugar inhóspito, desolado, expuesto a plagas y sequías, atemorizado por los asaltos de moriscos y bandoleros, fue tomando una relativa importancia. Se implantó la Aduana (1620), la escribanía de número (1620), el Pósito de Labradores, una cárcel pública y se construyó el Hospicio de San Bernardino de Sena (1630).

Habitaban en este lugar un boticario, un albeytar (veterinario), el médico D. Juan Trabes, el hornero, el hortalizero y Lucía Martinez, la dueña del mesón. Se realizaban la subasta y remate de los abastos de aceite, vino, carne y vinagre en la plaza pública. Había sido fundada la Cofradía de las Animas. Se construyeron algibes , pozos y aceñas y los cultivos de trigo, cebada, barrilla y seda fueron extendiéndose.

Sin embargo, la dura vida de estos campesinos se tornaba cada vez más penosa por la curiosa estructura jurisdicccional del lugar. El poblado estaba dividido en tres partes, cada una de las cuales pertenecía a una jurisdiccción o Concejo (Cartagena, Lorca y Murcia) y, como es lógico comprender, esta tripartita pertenencia les traía a sus habitantes más quebraderos de cabeza que beneficios. Los desplazamientos a esas ciudades, la falta de vigilancia, los múltiples impuestos, la inseguridad, etc, eran las notas negativas del devenir cotidiano en Fuente Álamo.

Ya existían importantes ganaderos en la zona (Lázaro Liarte, de La Pinilla ), excelentes cosecheros de vino, abundancia de cosecha de cereales, pero esto no satisfacía a los vecinos. Pronto se haría notar el descontento de los fuentealameros, que reclamaban la independencia, favoreciendo el que surgiera en el poblado el movimiento segregacionista.

El 31 de Agosto de 1694, se reunen unos 120 vecinos en la plaza pública, junto a la fuente de la rambla, en la actual plaza de Carlos II. Allí acude el cura D. Simón Pagán, el notario eclesiástico D. Joseph Aguilar, Juan Ximenez, Thomás Conesa, Ginés Osete, D. Juan el médico, Cristobal Guerrero, Andrés Moreno, Juan Gea, Joseph Espexo, Lorenzo Baño, Andrés Mendoza, Bernabé de Alcaraz, Jinés de Moya y otro buen número de feligreses.

Las campanas de la Torre de la Iglesia , cuya construcción fue terminada en 1621, siendo mayordomo D. Pedro Lopez Abarca, habían repicado para convocar a la manifestación. Los ánimos estaban encrespados: Matias de Moya, Gregorio Reyllo, Francisco Reyllo y Francisco Espejo capitaneaban el movimiento de insurrección y el deseo de solicitar un ayuntamiento propio, con jurisdicción y justicia propia. Junto a ellos, D. Luis de Guevara, escribano de la Villa de Mula, tomaba nota de los asistentes y daba fe de que en este lugar de Fuente el Álamo había unos 207 vecinos, incluyendo viudas, pobres de solemnidad y huérfanos. Este señor recorrió las calles del poblado y visitó los graneros, el mesón, los almacenes, la Casa Tercia y los dos hornos de pan, así como, los mojones que dividían los términos de Cartagena, Murcia y Lorca.

Desde el mesón de Lucía Martinez y su marido Pedro Lopez Abarca (situado en la actual calle Ricardo Ortega), algunos vecinos como Andrés Yzquierdo, Ginés de Vera y Ginés Osete, miraban hacia la plaza, observando como el escribano se dirigía al mojón de la Rambla y luego pasaba cerca del mesón hacia la plaza del Pósito, donde se encontraba el segundo de los mojones. Se oían voces de protesta en los grupos de vecinos que ocupaban la plaza, indignados por la opresión de las autoridades concejiles de las tres ciudades.

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Fuente Álamo Activo

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